TERAPEUTA GESTALT

TERAPEUTA GESTALT

Las respuestas del trauma

Cris

Cris

Terapeuta gestalt especializada en reprocesamiento del trauma y en acompañamiento psicológico a la salud sexual de la mujer. Hago consulta presencial en el Alt Empordà y también en formato online.

PUEDES CONTACTAR CONMIGO AQUÍ

No tienes ninguna tara, no hay nada malo en ti y ni mucho menos no es que tu no seas normal. Dedico muchas horas a hacer pedagogía de esto. Muchas personas llegan a la consulta motivadas por el cambio de ser otra persona, incluso, por poner voluntad de cuidado hacia las familias que están creando y vienen con el rezo interno de: esto que me pasa no es normal. Sí, es normal, es normal porque te pasa y tú estás aquí, conmigo, con todas tus carnes y todos huesos. Así que…eres normal.

Otra cosa es que te resulte incómodo o que sientas un llamado a mejorar, para sentirte mejor y también para que los tuyos se sientan mejor en tu compañía. 

Las personas adultas con trauma infantil deben recordar que el trauma no vuelve como un sentimiento, vuelve como una reacción. Es ese momento que parece, incluso otras personas te lo indican, una reacción exagerada. Vengo a decirte que no es así, quien reacciona es la herida central. Por ejemplo: 

Le pides a compi de hogar que haga una cierta tarea y no la hace y tu reaccionas con mucho enfado, lo que se está moviendo internamente es la herida que, enojada, dice: No me tienes en cuenta, esto me recuerda a otros tiempos donde no me tuvieron en cuenta, te he pedido algo simple y no lo has hecho, me temo que lo que yo te pido no es importante para ti. ¿Te suena todo esto?

Por eso es importante tomar el tiempo para analizar nuestras reacciones y ver desde dónde se están moviendo. Cuando podemos ver el origen de nuestras reacciones, podemos acoger la herida y explicar(nos)le si tiene o no tiene que ver con ella. Es en estos momentos de consciencia cuando podemos pedir a otra persona acerca de nuestra necesidad, compartir lo que nos ocurre e incluso ver nuestro veneno. 

El veneno de la serpiente

En algunas comunidades se utiliza el veneno para la curación de heridas físicas, ¿verdad? Entonces, ¿por qué no aplicar esta lógica a nuestro «veneno emocional»? El veneno en las dosis adecuadas puede ser sanador. Nuestro veneno nos habla de la herida, va más allá de si la otra persona ha tirado la basura o limpiado los platos como pediste. Es una referencia para sentarnos a conversar de lo que nos está pasando. Igual una tarea es un hecho sin importancia, pero el fondo es que la necesidad expresa cómo quiere ser tratada. Igual ese veneno sirve para que te puedas sentar y comunicar tu enfado, llegar a acuerdos de lo que es importante, de lo que te hace estar bien.

Alomejor los platos sólo son platos y lo que hay detrás es un tejido de una relación desigual, en la que sientes demasiado a menudo que lo tuyo no es importante. Y ese veneno te obliga no sólo a comunicar si nó a tomar cartas en el asunto. Esa reacción exagerada y el veneno que hay en ella, te llama a responsabilizarte de ti, de tu propio cuidado, que de una vez te sientes a hablar con tus «fricciones» y dejarles que te guíen hacia el siguiente paso. 

Cuando nos sentamos a hablar sobre el veneno es muy importante que el tejido de la relación con la otra persona sea limpio, que noteis que es un lugar seguro donde el veneno de cada uno es mirado con respeto y empatia. De no ser así podemos estar fomentando actitudes un tanto tiranas y simplemente justificarnos, sin posibilidad de hacer cambios.