TERAPEUTA GESTALT

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La teoría Polivagal

Cris

Cris

Terapeuta gestalt especializada en reprocesamiento del trauma y en acompañamiento psicológico a la salud sexual de la mujer. Hago consulta presencial en el Alt Empordà y también en formato online.

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Si hay una herramienta que haya revolucionado mi metodología aplicada en la terapia es ésta: la teoría Polivagal. Lee atentamente porque es de lo mejor que te pueden contar hoy para entender cómo funciona nuestra mente.

Primero de todo… ¿qué es?

Es un modelo que describe la estructura, las propiedades y el funcionamiento del sistema nervioso autónomo (SNA). Desde el principio de los tiempos, el ser humano ha estado buscando constantemente un entorno de vida seguro y confiable, un entorno en el que prevale la supervivencia. El SNA, al ser precisamente autónomo, es por naturaleza INVOLUNTARIO; actúa sin nuestra voluntad ni control consciente. Es un sistema que trabaja permanentemente, sin descanso, 24/7 para mantenernos a salvo. 

Para cumplir con su misión recurre a 3 modelos de reacción autónoma que operan jerárquicamente, uno detrás del otro, sin que nos demos cuenta. Si imaginamos nuestro cerebro como un ordenador, de primeras existe un programa muy antiguo llamado vagal dorsal. Es un sistema que está diseñado para ahorrar energía y se expresa mediante un patrón de paralización o de simulación de muerte. Como su objetivo es la supervivencia, delante de situaciones muy extremas, manda la orden a todos los agentes del cuerpo a reducir la marcha y funciones. 

Luego se activa el sistema simpático, que a falta de ser un sistema muy majo, lo que hace es movilizar las fuerzas para superar situaciones de emergencia y desencadenar acciones de lucha o huida. Es un sistema un poco más joven en términos evolutivos y que, a mi parecer, en los tiempos que nos ha tocado vivir se activa con mucha facilidad. Como ya sabes yo soy de las que piensan que este de ritmo de vida tan lineal es incompatible con nuestra naturaleza cíclica y se nos genera un estado de tensión y estrés permanente que tenemos al simpático loquísimo de aquí para allá. Como que si siempre llegáramos tarde a todo: a vivir bien, a tener estabilidad, a viajar, a estudiar, a maternar, a gozar de la vida, etc… (bueno en fin, «ya tu sabeh»).

Y por último, el más joven de los tres, el vago ventral. Que no es que sea vago, es por hacer honor al  nervio vago, que es uno de los principales nervios del sistema nervioso, que se encuadra dentro de los pares craneales. El nervio vago, es el nervio craneal más largo, ya que se prolonga desde el bulbo raquídeo hasta el tórax, atravesando la región cervical, el tórax y la cavidad abdominal. Es el sistema que nos ha brindado la capacidad de comunicarnos, de resolver problemas a través de la comunicación y de vivir en elección consciente el hecho de quedarnos o apartarnos. Cuando somos bebés, es nuestra madre o quien ejerce su función, la de asumir temporalmente este papel regulador hasta que somos capaces de hacerlo por nosotros mismos. 

La teoría Polivagal fue descrita por primera vez por Stephen Porges en 1994. Porges era un científico que se dedicaba a estudios de obstetricia y observó que la actividad del nervio vago viene acompañada de un descenso de la frecuencia cardíaca, la cual era la responsable de la mortalidad en bebés prematuros. Este hecho le llevó a profundizar más en el asunto y dio con los dos sistemas vagales: el vagal ventral y el vagal dorsal. Hasta el momento se creía que el SNA estaba solo formado por el simpático y por su opuesto, el parasimpático. 

Bueno….vale, ¿ cómo puedo utilizar esto para mejorar mi salud mental, física y emocional?

Estos tres sistemas generan estados corporales, los llamados mecanismo de adaptación (también de supervivencia) y recurren a diversas capacidades físicas que provocan una serie de comportamientos típicos. Por ejemplo: estás en la cola del super, llegas tarde  a una reunión importante y hay muchísima cola pero necesitas lo que quieres comprar y no puedes ir en otro momento. ¿Cómo reacciona tu cuerpo? Puede ser con sudoración, te muerdes el labio, cierras lo puños, puede que se acelere tu corazón, mueves la pierna con rapidez, empiezas a pensar sobre la lentitud de la gente, o sobre lo incompetente que es la cajera que en realidad hace lo que puede… incluso piensas en lo desastre que eres, que siempre vas a última hora, si es que ya te lo decía tu madre que no te organizas bien….¿Te suena?¿Te pasa algo parecido?

Los cambios entre los tres estados autónomos son parte normal de nuestra fisiología, sin embargo, cuando nos quedamos atrapados en unos de estos patrones supone una desviación de la norma y, por lo tanto, un caldo de cultivo para que surjan enfermedades somatizadas y desequilibrios emocionales. Como te dije, el objetivo es la supervivencia, así como recuperar y mantener nuestra seguridad. Cada estímulo que registramos subconscientemente es comparado con lo que ya es conocido y categorizado. Así que activando estos tres sistemas es cómo reaccionamos ante lo que nos resulta agradable, desagradable o peligroso. 

Mientras nuestro tronco encefálico clasifique los estímulos entrantes como seguros, permanecemos en el programa del nervio vago ventral. Pero cuando nos sentimos bajo amenaza se produce el salto al simpático y se activan todos los mecanismos que sabemos utilizar para activar la lucha y si no es posible, la huida. Si nuestro cerebro interpreta que ni con eso podemos mantener la supervivencia, se activa el siguiente sistema, el vagal dorsal,  y entramos en un estado de entumecimiento, impotencia y rigidez. Después de una nueva fase de regulación, lo habitual, es que volvamos al modo vago ventral. 

Cuando trabajamos en terapia lo que hacemos es aprender a identificar estos tres estados, conocernos en tal profundidad es lo que nos da la llave para poder regularnos más rápido en los momentos críticos. Te pongo un ejemplo:

La experiencia emocional de un estado simpático activado suele ser aquella en la que sentimos que la rabia y la ira nos toman de la mano junto el miedo, el pánico, el odio y la inseguridad. Las personas dirigidas por el sistema nervioso simpático a menudo gesticulan un montón, exageradamente, manifiestan su nerviosismo con facilidad y están notablemente irritables la mayor parte del tiempo. Son personas predominadas por el fuego y no sólo muestran su energía en la lucha hacia los demás, sino que también manifiestan un nivel muy alto de compromiso y necesidad de perfeccionismo. Suelen tener un alto nivel de rendimiento, mucha perseverancia y además hacerlo con optimismo. Sin embargo también sienten una gran necesidad de control y presentan bastantes dificultades para confiar en los demás, aunque son personas ayudadoras por excelencia. 

Son personas que enferman muy poco, son tan activas que evitan el descanso siempre que sea posible; una baja, encontrarse mal o tener un día de poca actividad es igual a perder el tiempo, realmente un domingo tarde sin planes les puede parecer agónico. En general es un tipo de persona que acumula mucha tensión en el músculo y en las articulaciones, puede llegar a tener problemas para conciliar el sueño y se despiertan con frecuencia durante la noche. Les encanta hablar y a su vez, cuando están muy disparadas, les puede costar mantener el hilo de la conversación. Son ese tipo de persona que parece no relajarse nunca, incluso cuando está en un lugar cómodamente con su gente, se mantiene vigilante, mirando todo, observando hacia un lugar y otro. Como si inconscientemente les rezara una voz interna que el peligro puede acechar por cualquier parte. 

También es habitual presentar tensión en la mandíbula, padecer de bruxismo, tener migrañas recurrentes, diarrea o estreñimiento, taquicardia, palpitaciones, etc. Por ejemplo: acompaño a una mujer que desea ser madre y el momento en cuestión no llega. Cada vez que llega la ovulación se tensa y permanece en tensión hasta la menstruación. Realmente se la pasa muy mal. Esa tensión junto a su deseo frustrado, la hace vivir en un estado de simpático activado permanente, si se despista, es cuando entra en crisis y su cuerpo responde: estreñimiento, eczema en la cara, baja el sistema inmune y aparece herpes labial, etc. Una vez ya disparado ese proceso aparecen las discusiones con su pareja, la desmotivación, la irritabilidad.Todo ello son estrategias de supervivencia autónomas.

Cabe decir que es importante no juzgar ni interpretar. No a todas las personas que les pase esto o similar, significa que tienen un desajuste. 

En cualquier caso, lo que trabajamos en los procesos individuales, es aprender a desarrollar la figura del observador interno. Esta figura es la que nos va a ayudar a no depender siempre de un profesional de la salud, de la terapia o de lo que sea que usemos para regularnos. 

También aprendemos técnicas que nos sirven para estimular el sistema vago ventral a la vez que aprendemos a detectar los patrones de nuestro sistema familiar interno. Tras una fase de orientación y estabilización, se aborda el contenido de lo que nos ocurre, acogemos las experiencias traumáticas no resueltas en pequeños pasos, ajustando el ritmo que cada persona necesita. El objetivo es renegociar acontecimientos traumáticos no resueltos y permitir el autoempoderamiento y la restauración de los límites para recuperar la vitalidad y creatividad.