Las personas adultas que fueron criadas en entornos disfuncionales son, por lo general, extremadamente resistentes, creativas, divertidas, ingeniosas y muy adaptables. Eso se debe a la capacidad del sistema interno para encontrar la mejor forma de sobrevivir y mantener la vida ante situaciones de dolor emocional intenso.
Hoy quiero recordarte algunas premisas, las que trabajamos en terapia incansablemente, para que puedas volver a ellas cada vez que lo necesites:
- A pesar de lo vivido no estamos predestinadas a repetir los patrones disfuncionales de nuestro entorno de crianza o familiar. Estamos en pleno derecho de sanar estos patrones, crear nuevas formas y desarrollar nuevos comportamientos.
- Necesitas tiempo para aprender a reconocer quién eres en realidad. Ya sea porque tus referentes parentales carecían de madurez emocional o porque el entorno era represivo, la presencia y la escucha hacia una misma es vital para redescubrir tus dones y pasiones.
- Es probable y bien lícito que te cueste confiar en otras personas. Si en tu infancia, en tu casa, te costó sentirte en lugar seguro, te costará sentir seguridad en cualquier otro lugar. Hay una parte de ti que está muy pendiente de por dónde le va a llegar la amenaza.
- Es necesario desaprender el abandono interno. Probablemente hayas sido testigo de infinitas situaciones en que las personas adultas han ignorado sus propias necesidad y, por ende, desmerecido las tuyas. Todas las personas podemos aprender nuevas formas de cuidarnos y dejar de traicionar la satisfacción de nuestras propias necesidades.
- Nuestros referentes parentales no tienen porque ser nuestros referentes vitales. Es probable que tu entorno tuviera una idea de quién debías ser. A medida que vamos sanando y contactando con nuestra verdad interna, también vamos dejando de lado esas voces que tenían expectativas para con nosotras y comenzamos a escuchar las nuestras. No es una deshonra hacia su amor, es un amor saludable dónde podemos girarnos, mirar a nuestros referentes y agradecerles la vida que nos dieron, quedarnos con lo que nos sirvió y poner un límite de lo que ya no queremos seguir sosteniendo.
- Es probable que poner límites resulte complicado. Eso se debe a todas las veces que has testimoniado el permiso de comportamientos dañinos. Ya sea por negligencia o por inconsciencia. Recuerda que los caminos de aprendizaje a veces pueden parecernos lentos. Y recuerda también que la no voluntad o la inconsciencia, no exime de responsabilidad a nadie.
Y por último recuerda que romper con ciclos ya muy estandarizados no es fácil, necesitamos de amor y presencia hacia las artes internas que están encontrando otras formas de vivir.