TERAPEUTA GESTALT

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Señales que has alcanzado tu límite emocional

Cris

Cris

Terapeuta gestalt especializada en reprocesamiento del trauma y en acompañamiento psicológico a la salud sexual de la mujer. Hago consulta presencial en el Alt Empordà y también en formato online.

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A veces parece que internamente tenemos un cántaro infinito al que podemos llenar y llenar de agua sin encontrar el tope. Muchas personas hemos aprendido a disociarnos de nuestro sentir para poder encajar en ciertas estructuras sociales, para sobrevivir dentro de nuestros sistemas familiares o simplemente porque es lo que se nos enseñó en su momento: tu tira pa’lante y luego ya veremos cómo hacemos. 

Huir hacia delante, casi  constantemente, seguro que nos ha funcionado para llegar hasta aquí y, como todo, en su polaridad hemos perdido la capacidad para detectar nuestras fronteras, nuestro límite. 

Se necesitan solamente tres señales para poder darnos cuenta que nuestro cántaro ya no puede contener nada más: 

  • De forma habitual te sientes nerviosa en diferentes contextos y en diferentes situaciones, tu forma de afrontarlo es criticando a las personas y responsabilizándolas de tu malestar. Hay un proverbio que dice que cuando un dedo señala hacia una dirección, hay tres apuntando hacia tu corazón. ¿Esto quiere decir que no puedo ser crítica o que no puedo expresar el malestar que alguien me genera? ¡Por supuesto que sí! Suele ser una señal de alarma cuando es algo recurrente, cuando se ha convertido en un hacer automático… ¿Qué te están mostrando esos tres dedos que apuntan hacia ti? La situación o persona que se encuentra en el punto de mira de tus críticas, ¿qué cosa solamente tuya se está poniendo en evidencia? ¿Hay algo que tu puedas hacer? ¿Puedes tomar distancia?
  • Tus pensamientos están dispersos y tienes dificultad para comunicarte con claridad. No se trata de un momento puntual, se puede tomar como una señal cuando es algo que pasa de forma recurrente. También es importante detectar en qué momentos te pasa y con qué personas se hace muy evidente. A veces tejemos relaciones que se enredan y no podemos deshacer los nudos porque ni siquiera vemos que hay un nudo. Puede ser con un familiar, con la pareja, en el trabajo. Hay relaciones a las que nos unimos por razones de mucho peso con las que interseccionan  nuestros valores o necesidades, como una madre por ejemplo o el equipo directivo de tu centro de trabajo.  ¿Estoy en un lugar seguro dónde puedo expresarme fácilmente o es un entorno hostil? ¿Mi palabra es bienvenida o luego va a traer unas consecuencias derivadas del chantaje emocional?
  • Te sientes al borde de las lágrimas y del desconsuelo sin motivo aparente. Aquí el punto de atención está en el «sin motivo aparente». Siempre hay un motivo aunque a veces esté tan escondido que no nos damos tan siquiera el permiso para escucharlo. Puede que el motivo sea muy grande o implique realidades y consecuencias a las que tenemos miedo. Paso a paso, tus motivos son muy importantes, necesitamos sentarnos y tener una buena conversación con nosotras mismas para acogernos y preguntarnos de qué se trata.