TERAPEUTA GESTALT

TERAPEUTA GESTALT

Sufrimiento mental

Cris

Cris

Terapeuta gestalt especializada en reprocesamiento del trauma y en acompañamiento psicológico a la salud sexual de la mujer. Hago consulta presencial en el Alt Empordà y también en formato online.

PUEDES CONTACTAR CONMIGO AQUÍ

Hace unos días publiqué en mis redes que había sufrido una caída emocional, bestia para lo que estoy acostumbrada en mi misma, de la que aún me estoy recuperando. Paré unos días de trabajar, luego anulé algunas sesiones y paso a paso me fui reincorporando: terapias, redes, programación de propuestas, supervisión de casos, la vida en general, etc. Estos días en los que me siento mejor le estoy poniendo contexto a lo ocurrido.

Claro, la imagen colectiva que tenemos de una crisis de ansiedad es de una persona con dificultades para respirar, tal vez palpitaciones, presión en el pecho…¿verdad? Pues bien, también hay otras síntomas físicos que nos avisan y que podemos hacerles casos o no.

Insomnio, descansar mal, no poder evitar pensar en miles de cosas a la vez – cosas random que aparecen justo en el momento que te metes en la cama y te prometes que hoy sí vas a descansar porque lo necesitas, y una vez en la cama empiezan a aparecer números, cuentas, las crisis del mundo que escalan hacia un futuro apocalíptico o el pensamiento absurdamente obsesivo de dónde se habrá metido el calcetín que perdí en la lavadora si siempre tengo cuidado en ponerlos JUNTOS en la cesta de la ropa sucia-, devorar comida o dejar de comer. ¿Te suena?

Pues bien, esto también es ansiedad. Estos días en los que reflexiono sobre lo ocurrido no puedo evitar encontrarme con dos palabras: SUFRIMIENTO MENTAL. El sufrimiento mental puede desencadenar en un trastorno o simplemente podemos acostumbrarnos a vivir con ello; se sustenta en una estructura social , con sus variables económicas, culturales y políticas, que determinan nuestra calidad de vida y por lo tanto nuestros malestares. Además, este tipo de sufrimiento va asociado al SILENCIO….PORQUE NO ESTÁ EL PATIO COMO PARA QUEJARSE MUCHO, con la de cosas que pasan en el mundo, con la suerte que tenemos de tener esto o lo otro, porque a la vecina le pasó aquello tan grave que eso sí que es sufrir, no lo que a ti te pase.

¿Te suena esto también?

Entonces lo que nos queda, si así es como hemos aprendido a acogernos, disociarnos de lo que nos ocurra y tirar pa’lante. Hasta que un acontecimiento cualquiera, una mirada fuera de lugar o algo que amenaza nuestra supuesta tranquilidad, te quiebra por dentro y vuelves a entrar en tu cueva del dolor. Y esto está pasando, lo veo a diario en la consulta, mujeres que ya no vienen para atender un tema concreto si no para hacer un proceso en el que necesitan aprender cómo gestionar este sufrimiento mental que las mantiene asustadas, angustiadas, dudosas, desorganizadas internamente.

Mi punto de vista es que además de tratar las cuestiones personales que las han llevado a una situación concreta, también tenemos que entender el contexto social por el que pasamos. Tanto tiempo invertido en la productividad y que sólo te llegue para pagar facturas. La falta de contacto, la pérdida de la comunidad. Las dinámicas sociales que mantienen desigualdades sistémicas a partir de la superposición de diferentes factores como el género, la raza, la edad, la orientación de deseo o la capacidad económica.

Se mire como se mire, estos ejes NO SE PUEDEN OBVIAR cuando estamos tratando nuestro sufrimiento mental. A veces pasa, que al tomar consciencia que esto no se quita de encima con facilidad como lo hacemos cuando un bicho feo se asoma por la pernera del pantalón en un día de campo, la angustia y la sensación de opresión aumenta. O puede pasar que, al tomar consciencia de tus privilegios, aparezca la culpa, la represión que nos condena al silencio. Bueno, lamento decirte que yo también estoy aprendiendo, mejorando día a día las estrategias personales de auto-apoyo para que no se me lleven los demonios. Te dejo por aquí los recursos que a mi me sirven para descomprimir tensión con el mayor deseo que te sirva para tu andar.